Ocho y media de la mañana. Estoy esperando a que mi jefe se ponga en contacto conmigo. Ayer me enteré que soy el único al que se le ha permitido «teletrabajar» y no entiendo por qué. No me gusta un pelo. Quizás empiezo a estar paranoico aunque creo que con tan sólo un día recluidoSigue leyendo «CONFINAMIENTO. DÍA 2.»