Regreso de Zaragoza en el AVE. Extenuado por estar midiendo calles bajo el sol de la capital aragonesa. A mi lado sentada, una chica de unos veinte y pocos teclea frenéticamente en su iPhone. Sus uñas están esmaltadas de un verde raro, el mismo verde de sus zapatillas.
No me llama la atención. Es muy bonita y tiene un pelo precioso y fragante pero nunca me han interesado las mujeres demasiado jóvenes. Ni siquiera cuando yo también era demasiado joven.
Al llegar a Tarragona me pide que le deje pasar, pues yo ocupo el asiento de pasillo. Parece que se apea. Me incorporo y al pasar junto a mí, percibo lo pequeña que es y lo frágil que parece. Dando unos saltitos cómicos intenta en vano coger una enorme maleta que reposa en el portaequipajes.
Con una sonrisa en boca y ojos me pide que la ayude a bajar el gigantesco bulto. ¡Vaya es más guapa de lo que parecía en un principio! pero me da por pensar que una mujer joven del siglo XXI no debería pedir algo así, una mujer joven del siglo XXI debería saber valerse por sí misma. Pero pienso poco rato porque los milenios de evolución pueden con cualquier razonamiento. De repente no soy un cuarentón con exceso de triglicéridos e incipiente papada. Soy el macho de lomo plateado y tengo que demostrar mi virilidad ante la hermosa hembra.
Desconozco cuánto pesa la gigantesca maleta, pero me da igual, sean cuatro o cuarenta los quilos pienso descargarla y dársela aunque me cueste una hernia. Afortunadamente para mis maltrechas vertebras la maleta no pesa demasiado y puedo bajarla sin problemas. La chica me dedica un encantador «Muchas gracias» y se despide. Vuelvo a ocupar mi asiento. Oigo el eco histórico de mis antepasados simios golpeándose el pecho.
El tren retoma su andadura. Vuelvo a ser el hombrecillo maduro sobrado de triglicéridos, y un pensamiento inquietante me asalta: La chica de las uñas verdes ¿de verdad no podía bajar su maleta o bien sabía que los hombres, no podemos decir que no?
Que no seas malpensado… Seguro que estaba con problemas con la maleta!!! Bueno leerte, voy despistada y aterrorizada con los exámenes de la semana que viene pero siempre encuentro tiempo para tus palabras!!! Te dejo un abrazo fuerte!!!
Un abrazo también, Adriana. Y por favor no te desconcentres.que no quiero tener esa carga en mi conciencia.
Sea como fuere, la coquetería bien digerida es una melodía capaz de romper el cascarón de los individuos más duros, ¿no? XXX
Más que un individuo duro, parezco un huevo duro y mi cascarón es fácil de romper.
Miedo me da coincidir contigo en el metro, David. Lo más seguro es que criticarías mi manicura y mi pedicura en una de tus entradas.
Me da la impresión de que eres de esas mujeres cuya manicura y pedicura sólo pueden recibir buenas críticas, como tu blog.
:D, gracias, David! Eres un sol 🙂