Nano era el gato de una amiga y ha muerto. Mi amiga dice que es el día más triste de su vida y yo le creo. No siempre entendí que un animal mereciera tantas lágrimas tras su muerte como una persona, bueno al menos una cantidad no mucho menor.
Silvia perdió a su perro. Recuerdo como buscaba mi consuelo cuando el veterinario lo desahució, jamás la vi tan compungida y nunca podré borrar de mi memoria el grito agónico que lanzó cuando el perro se desplomó cuando recibió la inyección letal que acabó con su sufrimiento.
Un par de años después tuvimos un nuevo perro. Se alegraba cuando llegaba del trabajo y permanecía recostado a mi lado mientras trabajaba en mi ordenador el tiempo que fuera. Una vez sufrí una gran depresión. No sé por qué pero mi perro, de alguna manera, pareció entender que las cosas no iban bien. Se acercó a mí y apoyo una de sus patas sobre mi pierna. Me miraba fijamente y parecía que me acariciaba con su pata. Puede que fuera un acto reflejo o de dominación o incluso de incomodidad. Pero ese maldito día fue mi único consuelo. Dejé que Silvia se quedase con él cuando nos separamos y lo echo de menos. De todas las malas noticias que espero que pueda darme algún día, está sin duda, que le ha pasado algo malo a mi perro.
Puede que seamos nosotros los que proyectemos nuestros sentimientos sobre los animales. Pero esa es la gracia que tienen. Hacen que la gente se pare a acariciar y consolar a los perros que ladran, mientras esperan atados a que sus amos acaben de comprar en el Mercadona de mi barrio, mientras que nadie, ni siquiera, mira al subsahariano que pide limosna a escasos metros.
Se podía pensar que es una frivolidad llorar la muerte de una mascota cuando tantos inocentes mueren gaseados en países lejanos, pero es lo que caracteriza a las buenas personas, que tienen amor y compasión de sobra para todos.
Comparto tu dolor, Isabel. Sé por lo que estás pasando. Un abrazo.
Eres un cielo…
Todos los que como tú os habeis relacionado conmigo cierto tiempo, sabeis que puedo llegar a ser bastante antipático. De todas formas, gracias por tu piropo.
David, no se le puede hacer mejor homenaje a Nano del que le has hecho, sin conocerlo!!! Te lo agradezco con toda el alma porque, aunque no hay modo alguno de mitigar el dolor que produce su ausencia, sentir que alguien siente por ti y contigo a miles de kilómetros proporciona un poco de oxigeno, cuando incluso respirar es un esfuerzo.
Eres un gran hombre, y hoy te has ganado un espacio especial en mi maltrecho corazón. Para siempre
Te equivocas. Soy el hombre más insignificante del mundo, pero te agradezco ese lugar especial que me has reservado en tu corazón aunque no lo merezca.
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Mi agradecimiento a un amigo por honrar la muerte de uno de mis seres más queridos…