Alguien dice sí.
Unos grises y trajeados empleados bancarios con cara de follar poco y mal (me encanta esta expresión) deniegan con ademán despectivo un crédito de no más de 3.000 euros. Después unos agradables operadores que trabajan en una colorida oficina de una conocida firma de prestamistas, reparten créditos a diestro y siniestro con una sonrisa. Yo que todavía estoy pagando un crédito personal, lo digo para evitar que nadie me acuse de no saber de qué hablo, entiendo que si en el pasado cercano los bancos se hubiesen comportado con la fría profesionalidad de los protagonistas de este anuncio, no habríamos tenido crisis financiera, ni hipotecas “subprime” ni quiebra de Lehman Brothers ni rescate bancario ni crisis tremebunda. Además, cuando estuve buscando la financiación que he mencionado antes, sopesé en pedir el dinero a estos simpáticos repartidores de billetes del anuncio y sus condiciones justificaban de sobra tanta amabilidad y tanta sonrisa. Curiosa publicidad que convierte en villanos a los buenos profesionales y en benefactores a los usureros.
Todo un clásico.
Los de las alarmas “Verisure”, nos ofrecen un nuevo modelo para casa con terraza o jardín que detectan al ladrón incluso antes de que entre en la casa. Para ello nos dicen que sus dispositivos vienen con un nuevo sensor de golpes y vibraciones, es decir, un sensor sísmico como los que se ponen desde hace años en las entidades bancarias, o similar. No critico los productos de esta empresa, pero es gracioso como los promocionan. “Antes incluso de que entren”, dicen. ¡Je! ¿Qué será lo próximo? ¿El sensor que detecta los antecedentes penales de quien pasa por delante de tu casa? ¿El sensor que detecta gente con mala pinta que mira hacia la casa? ¿El sensor de los que tienen intenciones de delinquir antes de cruzar la frontera albanesa?
Hasta en la sopa.
Me pregunto si hay alguien más que esté hasta las narices de ver en todas partes a Martina Klein anunciando casi de todo.
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