Hay muchas webs y libros que aconsejan como sobrellevar la ansiedad y la depresión. Pero no sé si muchos están escritos desde dentro de la enfermedad. Quiero enumerar alguno de los trucos o acciones que a mí me han ayudado. Sé que cada caso es distinto y yo no tengo formación psiquiátrica ni psicológica alguna, pero no creo que pase nada por explicar aquello que en mayor o menor medida me ha ayudado. Por favor que nadie tome este texto como un consejo médico o experto pues se trata únicamente de mi experiencia.
Comprender que los ataques de pánico son sólo eso, pánico.
Cómo asmático crónico que soy y como persona normal que ha tenido enfermedades comunes, creo que no hay síntoma más aterrador que el ataque de pánico. No sólo los he vivido en persona sino que los he visto padecer a terceros. En mi caso el pánico provenía desde una incapacidad total para respirar hasta la sensación de que iba a caer por un abismo que se abría bajo mis pies. Otras personas con las que he comentado este síntoma me decían que creían que iban a tener un infarto o que tenían la certeza de que iban a morir en el acto. Sea cual sea el cuadro que se muestra, el ataque de pánico es siempre un sufrimiento horrible, y esa, paradójicamente, es la señal para identificarlo y soslayarlo. Cuando sentía que algo iba terriblemente mal, que estaba a punto de una catástrofe que algo muy malo me estaba pasando; es cuando empecé a darme cuenta de que esa asfixia, o ese abismo que se abría eran en realidad fruto de mi imaginación y no un síntoma de una enfermedad real. Con los años y con este conocimiento he dejado de padecer ataques de pánico. Eso y los ansiolíticos, claro. Por supuesto que si no se padece de ansiedad y se siente que se sufre un infarto o asfixia, se debe ir a urgencias de inmediato, no vayamos a liarla.
Dejar de pensar que hay una conspiración cósmica o un karma en contra de mí.
La depresión desvirtúa la realidad. En mi caso siempre me he atribuido la culpa de todo cuanto me pasa pero también he entrado en el juego de creerme que no merecía “tanto castigo” – Fulanito es un malnacido y todos le perdonan todo y en cambio a mí todos me dan de lado”- Por muy consciente que haya sido de mis errores siempre he sentido que mi mente busca chivos expiatorios como sea y he acabado regodeándome en el rencor que es lo peor que se puede añadir a la depresión. Una vez envenenado por dicho rencor empieza la fase de las terribles venganzas y de los ajustes de cuentas. – “Algún día seré yo quien no les devuelva las llamadas”, “Algún día seré yo quien no mire por los débiles”, “Algún día seré yo quien desprecie a las mujeres”.- Pero es un comportamiento doloroso e inútil porque, un día te llama aquel amigo, un día ayudas a un anciano que te lo pide y un día una mujer cruza su mirada con la tuya en el metro; y se acabó el rencor y las ganas de venganza.
No mirar las noticias ni leer la prensa.
Sin duda es bueno estar informado, pero la prensa es como todo, un negocio y las buenas noticias no venden. Por mal que estén las cosas, siempre estarán cien veces peor en los noticieros o en los diarios. Cuando estoy «depre» necesito animarme no hundirme más en la desesperanza de la crisis y a falta de buenas noticias lo mejor es ninguna noticia.
El ejercicio físico.
Parece un consejo de la revista Men’s Health pero a mí me ha funcionado siempre. Cuando me refiero a ejercicio físico quiero decir simplemente caminar, por ejemplo. En alguno de lo días en los que me he sentido peor y con más ganas de quedarme en la cama con mi buen amigo alprazolam, he logrado casi milagrosamente salir a la calle y caminar. Tengo la inmensa fortuna de vivir en un barrio de Barcelona desde el que se puede ir casi en línea recta hasta el mar, hasta la playa llamada de la Mar Bella. Son casi cinco kilómetros y tardo como una hora. Los cien primeros metros son infernales pero cuando llego al borde del mar ¡ya está!, se fue el desánimo diluido en sudor.
Comprar esa bolsa de patatas fritas o esa chocolatina.
¡Vale! te estás engordando y tienes poco dinero para gastar. Pero tienes ganas de comer patatas fritas o de comer chocolate. La depresión me conduce a la autoflagelación. Tu mente divaga entre prejuicios y falsa responsabilidad. –“Tengo que cuidarme”, “Tengo que guardar el dinero por sí la cosa se pone peor”.- Pero sólo tengo el presente, sólo tengo este instante y quiero comer patatas fritas o chocolate. Ni añadirá sobrepeso destacable a mi fofo cuerpo ni esquilmará mi cuenta corriente. ¡A por ello!
Salir a la calle y caminar por la ciudad.
La ciudad está llena de gente. La gente va y viene. Ves sus caras. Un hijo le grita a su madre como hiciste tu una vez. Otro tipo discute con su novia como tu lo hiciste alguna vez. Te ves reflejado. Lo sientes. Sabes que no volverás a hacerlo pero también que no eres el más malo del mundo. Tu nunca fuiste ni tan soez ni tan iracundo. Sigo mirando a la gente. La gente tiene sus cosas en que pensar: Problemas, enfermedades, limitaciones… Si yo no reparo en la gente ¿Por qué la gente iba a reparar en mí? No soy el centro del universo. En la calle de una gran ciudad está la prueba de que más que defectos, se tienen complejos.
Hacer algo que no tenga que ver con mi profesión o con mis aficiones de siempre.
Otro consejo que parece sacado del Cosmopolitan, pero que me ha ido siempre muy bien. En mi caso opté por cocinar. ¡Vale! la comida que preparo la rechazan los gatos más famélicos de la calle y al principio estuve más tiempo evitando que se incendiase la cocina que preparando las recetas. Pero logré desencadenarme de la rutina que es lo que más perjudica mi ánimo. Por cierto, mis tallarines a la carbonara recibieron un aplauso de mis compañeros italianos, ¡la carbonara no lleva nata sino huevo crudo!
Escribir este blog.
Podría decirse que escribir este blog formaría parte del consejo anterior. Pero no. Yo siempre he escrito cosas. Desde niño. No he sido muy disciplinado y constante pero siempre me ha gustado escribir. Sé que no lo hago muy bien y no tengo pretensiones literarias, pero me gusta el acto de escribir. En el colegio y en la academia de F.P. sacaba unas notas en lengua y literatura de rechupete e incluso fui redactor del periódico de mi “cole” que se llamaba “Ploma Jove” (tengo un trofeo que lo acredita). Y ahora a la mitad de mi vida de pecador, aprovecho el gran avance que supone Internet y escribo para una modesta pero selecta audiencia. Algunas mañanas cuando mi cerebro no atina con la serotonina, me conecto a WordPress y comprobar que tengo un comentario desde Perú, “clicks” desde Los Estados Unidos o consultas de alguien que vivió experiencias como las que relato; me resulta suficientemente estimulante como para que ese día tenga dibujada una tenue pero visible para todos, sonrisa.
Quiero insistir una vez más, que esto no es un tratado psicológico ni una opinión experta ni siquiera estoy seguro de haya mucha gente con síntomas como los que describo. Se trata únicamente de mi experiencia y nada más.
Entradas relacionadas.
Yo también tengo depresiones, sobre todo en tiempos de la declaración de renta, y también tengo un blog. Lo peor para la depresión es quedarse en la cama o sea que, felicidades por llegar hasta la playa. Referente a las medicinas, ya no tomo ninguna he aprendido a pasar la enfermedad con respiraciones i relax. Hago el esfuerzo de maquillarme, ducha y paseo. Es mi consejo.
Hola David,
De casualidad he dado con tu blog y me ha encantado leerte.
Como mujer que ha vivido episodios de depresión y ansiedad, y como psicóloga clínica encuentro que son muy acertadas tus reflexiones en torno a las formas de enfrentamiento de episodios como éstos.
Mucho éxito,
Viviana
Hola Viviana:
Me resulta halagador y motivador que alguien como tú que conoce la depresión desde ambos lados del «diván», encuentre acertadas mis reflexiones. Te deseo también mucho éxito.
Gracias por tu comentario y por tu tiempo.
Buenos días David,
En primer lugar quiero felicitarte por el excelente blog que has escrito desde la experiencia que otorga el padecer una enfermedad y no por haberla estudiado.
Soy Psicóloga Clínica desde hace 14 años, y en mi caso, nunca aprendí tanto de la depresión como cuando comencé a sufrirla.
Sin duda alguna, tengo que decirte que tus explicaciones no sólo son acertadísimas, sino muy recomendables terapeuticamente hablando.
Gracias por tu blog y te animo a que sigas escribiendo.
Un saludo, Caty
Hola Caty:
Muchas gracias por tus palabras. Recibir esta crítica por parte de una psicóloga que además conoce como paciente la depresión me indica que no pierdo el tiempo escribiendo este blog. Con ello me siento recompensado y motivado a seguir.
Un saludo.
David.
Vale, sufro de mismo, telele le llamo yo para darle un aire de burla, y hago exactamente el mismo, distraccion, diversión, ejercicio claro, ademas de mis 2 mejores amigos, paroxetina y alprazolam, solo te daria un extra, usa la comida como medicina, un abrazo.