Me había propuesto escribir algo pretendidamente ingenioso, el día en que se cumplía una de las más cansinas y estúpidas profecías de todas cuantas he tenido noticia a lo largo de mi vida. Pero la verdad es que no tengo ganas. Estoy más que harto de toda esta mierda mística y paranormal que tanto alucina a tanta gente. Estoy harto de fines del mundo, apocalipsis y raptos. Harto de profetas, mayas, Nostradamus y su puñetera madre. Pero sobre todo esto harto de la gente que consume esta mierda de Iluminatis, Reptilianos, ovnis y religión mezclada con parapsicología.
Es desalentador no sólo el gran éxito que tienen los programas de televisión de videncia y esoterismo, la cantidad de literatura tanto impresa como en Internet sobre estos temas y la proliferación de negocios sobre tonterías como la homeopatía, la acupuntura y la medicina holística en general. Por cierto, basta con añadir el adjetivo holístico a cualquier cosa y ya tienes una nueva terapia con la que te puedes forrar: diagnostico holístico, masaje holístico o coaching holístico. Tan sólo te hace falta un diploma de la Universidad Pentecostal de Minnesota o de los laboratorios Boiron y ¡ala! a curar dolores articulares, orzuelos y depresiones.
Pero lo más duro es cuando tu pareja o alguien a quien quieres ocupa su tiempo libre en ver las ocurrencias de conocidos divulgadores paranormales o gasta su dinero en almanaques de reputados astrólogos. ¡Qué bajón me entra cuando una mujer que me gusta me pregunta mi horóscopo! Suelo balbucear algo así como: “Creo que soy Escorpión” mientras le pido a la tierra que me trague. No tengo nada de que hablar con alguien que te pregunta mi signo zodiacal en los diez primeros minutos de conversación y es un problema pues hablar es mi mejor baza con las mujeres, o eso creo.
En fin, como soy perezoso no he cumplido con mi propósito de confeccionar una lista con todos los vividores, engañabobos, crédulos y cretinos que nos han agobiado con esta idiotez de la profecía maya, el planeta Nibiru y la inversión magnética de la Tierra; y enviarle por correo un ¡Zas en toda la boca! Así que sirva esta entrada como uno grande para todos ellos.